La violencia volvió a golpear el mundo de la música popular en Colombia con el asesinato de Davinson Gaviria Arrahonda, un joven artista oriundo de El Plateado, Argelia (Cauca), conocido cariñosamente como «Chelito».

La noche del primero de enero, Gaviria había sido contratado para animar un evento privado en el balneario Linda Pradera, en la zona rural del municipio de Balboa, Cauca. Desde su cuenta de Instagram, el artista compartió con entusiasmo los preparativos del espectáculo: «Ensayando sonido. Estadero Linda Pradera, Cauca. Ya estamos ready», escribió en una de sus historias.

Tras una presentación llena de aplausos y energía, el cantante dejó el escenario y se dirigió a un vehículo particular para regresar a Popayán, donde residía. Sin embargo, la alegría se vio interrumpida de manera trágica: un hombre armado se acercó y le disparó en siete ocasiones, según relataron testigos presenciales.

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Un artista en ascenso

Davinson Gaviria, a sus 27 años, era un artista emergente que había ganado reconocimiento en el Cauca por sus canciones y su carisma en redes sociales, donde compartía no solo su música, sino también mensajes humorísticos y optimistas. Chelito buscaba hacerse un lugar en la música popular.

Investigaciones en curso

Las autoridades del Cauca iniciaron investigaciones para esclarecer el asesinato. De momento, no se han revelado móviles claros, aunque se sabe que el ataque fue perpetrado con total premeditación.

El crimen de Gaviria no solo enluta a su familia y seguidores, sino que también pone en evidencia la difícil situación de seguridad en las zonas rurales del Cauca, una región históricamente golpeada por la violencia.

Chelito deja un vacío en la escena musical local, donde su estilo y personalidad habían comenzado a destacar. Aunque su vida fue truncada de forma violenta, quienes lo conocieron y disfrutaron de su música seguirán recordando el legado de un joven que vivió con alegría y amor por su arte.

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