
La transición energética ha empujado a la industria automovilística a la fabricación de coches eléctricos. Las grandes marcas del sector del motor saben que, para mantener sus posiciones y seguir siendo competitivas, deben acelerar la producción de este tipo de vehículos. En este contexto, China ha sabido jugar bien sus cartas, subvencionando la producción de eléctricos de numerosas firmas automovilísticas, sabiendo que se le abría una oportunidad única para conquistar el futuro del mercado global del automóvil. Así ha logrado convertirse en el mayor productor de coches eléctricos del mundo, aunque su mercado continúa evolucionando, ya que el exceso de producción es de tal magnitud que el 2025 será el año en el que las marcas del motor eléctrico chino luchen por mantenerse en pie.
El exceso de capacidad entre los fabricantes automovilísticos en China está llevando al mercado doméstico, dominado por los vehículos eléctricos e híbridos, a una fase crítica en su evolución. En total, las ventas de coches en el gigante asiático ascendieron un 5,5% en 2024 hasta los 22,9 millones de unidades, si bien la demanda todavía no ha llegado a la oferta de vehículos producida y esperada por los fabricantes. Ello les ha empujado a bajar los precios y volcar la producción en los mercados de otros países.
En este sentido, He Xiaopeng, director ejecutivo de Xpeng, aseguró en una carta interna que la competición entre fabricantes en 2025 “será más feroz que nunca“. Además, el empresario considera que “el periodo entre 2025 y 2025 marca las rondas eliminatorias de la industria automovilística”. Una especie de juego del calamar entre las firmas del sector del motor en China.
De momento, ya hay algunos eliminados, entre los que destacan las compañías extranjeras como Geneal Motors, Volkswagen y Toyota. Aquellas marcas que entraron en China al calor de una incipiente clase media ahora ven cómo las firmas chinas se hacen con su cuota de mercado. En este sentido, las automovilísticas chinas controlaban el 61% del mercado doméstico en 2024, un 8,6% más que el año anterior.
Sin embargo, el combate también se está librando entre las propias firmas chinas. En este sentido, el año pasado se registraron 23 compañías de vehículos eléctricos que o bien se marcharon de China o fueron absorbidas por otras marcas. La competencia es de tal magnitud que hubo 112 empresas que solo vendieron un coche eléctrico entre enero y septiembre de 2024. Y todo ello teniendo en cuenta que los fabricantes de coches eléctricos simplemente emplearon un 50% de su capacidad total de producción.
En este contexto de feroz competencia, tanto las grandes firmas privadas como las compañías estatales pueden sobrevivir. Sin embargo, el proceso de consolidación será muy agresivo en el resto de pequeñas compañías, y muy doloroso en el caso de aquellas marcas que no realicen exportaciones al extranjero. En cualquier caso, se trata de un proceso habitual en el gigante asiático: Pekín ya ha activado en el pasado mecanismos similares en otros sectores.
Así, en el sector secundario, el gobierno central y las administraciones regionales favorecieron la creación de industrias mediante subsidios. Posteriormente, cuando se alcanzó un nivel de consolidación determinado, cortó las amarras y liberó una lucha entre las compañías. Aquellas que salen victoriosas suelen emerger como verdaderos titanes globales, tal y como ha sucedido con BYD
En este sentido, 227 modelos de coches redujeron su precio en 2024, un volumen superior a los 148 modelos que abarataron su coste el año anterior. La situación ha llevado a algunas empresas a pasar verdaderos apuros, tal y como han reconocido los fabricantes Geely y NIO. El director ejecutivo de esta última, William Li, describió con precisión la realidad del mercado en conversaciones con The Wall Street Journal, señalando que la industria ha entrado “en la fase de competición más feroz y brutal”.
Por otro lado, y al igual que ocurrió con los paneles solares, la producción masiva de coches eléctricos permite a las empresas chinas inundar los mercados internacionales con sus productos. Esto es lo que han denunciado la UE y Estados Unidos, usándolo como argumento para imponer aranceles a los vehículos eléctricos chinos.
Pero el dragón rojo, lejos de achantarse, se prepara para elevar la intensidad de su llamarada: Xi Jinping aseguró en el discurso de Año Nuevo que la producción de coches eléctricos e híbridos enchufables ascendió a los 10 millones de unidades en 2024. Se trata de una cifra que no queda lejos de los 15,9 millones de coches vendidos en todo el mercado estadounidense el año pasado.