
A pocas horas de que Shakira haga historia en Barranquilla, la energía en el estadio Metropolitano no es la misma. Hay expectativa y euforia. Desde el gramado hasta las gradas, la fiebre por la barranquillera más internacional se siente en cada rincón.
Algunos llegaron desde el mediodía, soportando el calor y la ansiedad, esperando el momento en que las puertas se abrieran a las seis de la tarde.
Hay quienes vienen de Bogotá, quienes madrugaron para volar a Cartagena y luego viajar por carretera a Barranquilla, todo por la oportunidad de ver a Shakira en su tierra.
“Fue muy difícil conseguir las boletas”, cuenta una fan bogotana que, junto a su amigo, ha escogido un look especial para la ocasión. “Este crop top lo trajimos juntos, estamos igualitos. Son las carátulas de los álbumes de Shakira, ahí los ves por todos lados”.
Lo complementa con un pantalón ancho tipo baggy, zapatos de plataforma que le dan un poco más de altura, gafas de sol y un sombrero que le protegió del sol durante las horas de espera en la fila.
“Yo ya me pinto una noche intensa, emocional, llantos, lágrimas”, dice Fabián Acosta.
Para muchos, esta será su primera vez viendo a Shakira en vivo, y no pueden ocultar su emoción.
La especulación sobre la apertura del show se basa en sus últimas presentaciones, donde la barranquillera ha iniciado con La Fuerte, pero hoy podría sorprender con algo especial.
“Espero un invitado especial, más baile, más bailarinas, algo distinto”, dice Acosta, quien ya ha disfrutado del Carnaval de Barranquilla y se quedará también para La Guacherna.
Y es que Shakira lo ha dicho. Esta es la gira de su vida, la más importante de su carrera, en la que le sigue mostrando al mundo que ‘Las mujeres ya no lloran’. Shakira quiere que sus fans puedan compartir y celebrar el poder del renacimiento personal.
Así se vive el minuto a minuto de este esperado espectáculo:
La música de Shakira no entiende de barreras, y eso se refleja en el grupo de 15 personas con movilidad reducida que disfruta de una experiencia VIP en el estadio.
Ubicados en una zona privilegiada, cuentan con el apoyo de la Cruz Roja y de sus acompañantes, asegurando que nada les impida gozar del espectáculo. Entre ellos está Eduardo Pabón, un joven médico barranquillero radicado en Bogotá, quien no dudó en viajar a su tierra natal para ver a la artista que tanto admira.

“No tengo impedimentos para cumplir mis sueños”, afirma con emoción mientras la energía del público crece.
Su amiga y compañera de aventura, Lina Romero, recuerda cómo desde octubre planearon este momento, asegurando sus entradas apenas se anunció el concierto.

“No solo estoy cumpliendo mi sueño, sino también el de él”, dice con una sonrisa. Mientras tanto, la emoción es contagiosa en las tribunas, la ola se extiende y las expectativas están por todo lo alto. ¡La Loba está a punto de salir al escenario!