
Las tensiones entre Europa y EE.UU. aumentan después de que el futuro mandatario estadounidense, Donald Trump, haya sugerido que está dispuesto a hacer uso de la fuerza militar y la presión económica para lograr la anexión de Groenlandia. Pese a que la UE todavía no se ha pronunciado oficialmente, las declaraciones de Trump no solamente han indignado a Dinamarca, sino también a Francia. El ministro de Exteriores francés, Jean-Noel Barrot, ha declarado esta mañana que no permitirá que otros países ataquen la soberanía de sus fronteras.
“Es evidente que la Unión Europea no permitiría que otras naciones del mundo atacaran sus fronteras soberanas, sean quienes sean”, declaró Barrot en una entrevista en la radio France Inter. “Somos un continente fuerte”, aseguró, preguntado por las pretensiones expansionistas del magnate, que no solo ha apuntado a Groenlandia, sino también a Panamá y a Canadá.
El ministro de Exteriores francés cree que Europa no debe dejarse intimidar por el futuro inquilino de la Casa Blanca
Según Barrot, la UE no debe dejarse intimidar por el futuro inquilino en la Casa Blanca, sino despertar. Es el mensaje que está calando en Bruselas desde que se conoció la victoria del candidato republicano sobre Kamala Harris en las elecciones presidenciales de noviembre. Desde entonces, cada vez son más las voces que creen que la llegada de Trump debe ser usada en Europa como una oportunidad de reforzarse y de avanzar tanto en la competitividad de sus empresas como en materia de Defensa.
“Si me preguntan si creo que Estados Unidos invadirá Groenlandia, mi respuesta es no. Pero, ¿hemos entrado en un periodo de supervivencia del más fuerte? Entonces mi respuesta es sí”, ha opinado el jefe de la diplomacia francesa.
Trump pronunció sus amenazas desde su residencia de Mar-a-Lago al mismo tiempo que su hijo, Donald Trump Jr., aterrizaba al territorio autónomo danés. Mientras, la primera ministra danesa, Mette Frederiksen, inisste en que Groenlandia ni está “en venta”, “ni lo estará en el futuro”. Se trata de la isla más grande del mundo, con 57.000 habitantes, una base militar estadounidense y una gran cantidad de recursos naturales, gas natural y petróleo. “Los necesitamos por motivos de seguridad económica”, dijo, hablando también del control del canal de Panamá, que el recientemente fallecido Jimmy Carter devolvió al país por un acuerdo en 1977.
Lee también
