El recién iniciado mandato de Donald Trump como presidente de Estados Unidos arroja muchas dudas sobre cómo se aplicarán todas las medidas que ya ha firmado y promete firmar en su vuelta a la Casa Blanca, pero también hay una pregunta que colea: ¿hasta cuándo va a durar su idilio con Elon Musk?

Solo tres días después de que Trump haya tomado posesión en el Capitolio ha surgido el primer choque entre ambos. El presidente ha anunciado una inversión multimillonaria para el proyecto Stargate, un proyecto de IA que arranca con una inversión de 500.000 millones de dólares para construir hasta veinte nuevos centros de datos.

Las compañías OpenAI, Oracle, y SoftBank invertirán inicialmente 100.000 millones de dólares y destinarán hasta 500.000 millones a Stargate en los próximos cuatro años, según informa EFE.

Crítica en redes

“Esto para mí es muy grande”, ha señalado Trump, que cree que va a ser “un proyecto muy especial”.

Poco después de este anuncio y la firma con los propietarios de las compañías en la Casa Blanca, Musk lo ha criticado en su red social X y pone en duda su financiación. “La verdad es que no tienen el dinero” ha señalado. En una segunda publicación, ha añadido que “SoftBank tiene menos de 10.000 millones de dólares asegurados. Lo sé de buena fuente”.

El hombre más rico del mundo lleva mucho tiempo enemistado con Sam Altman, el CEO de OpenAI, una de estas compañías del proyecto. Es la propietaria del chatbot de inteligencia artificial ChatGPT.

El enfrentamiento viene de lejos

Su enfrentamiento comenzó en 2018, cuando Musk se fue de OpenAI, empresa que había cofundado con Altman. Desde entonces, le ridiculiza como “Swindly Sam” (Estafador Sam) y ha dicho que lleva la IA a direcciones “peligrosas para el futuro de la humanidad”. Mientras, Altman llama a Musk “matón”. Además, están envueltos en una batalla legal. Musk demandó a OpenAI y la empresa le respondió publicando correos electrónicos donde el magnate presionaba a la compañía.

Con los mensajes recientes de Musk sobre el nuevo proyecto estadounidense se intuye que al dueño de la red social X no le ha hecho gracia la presencia de sus rivales tecnológicos en la Casa Blanca. Las empresas del magnate como Space X o Starlink ya tienen acuerdos de millones de dólares con contratos gubernamentales y la relación con Trump no podía ser mejor hasta ahora, pero los intereses empresariales de Musk podrían empezar a chocar más a menudo con el presidente.

Su amistad empezó a fraguarse en la campaña. El multimillonario donó a la candidatura del republicano 260 millones de euros. Desde entonces, se ha convertido en uno de sus aliados más cercanos y ha recibido un cargo en su administración.

El enorme poder de Musk en la Administración Trump

Dirige el Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE) con el objetivo de ahorrar en costes en servicios públicos. Ha prometido hacer “temblar” a los funcionarios y aseguró en noviembre que “será una sacudida al sistema y a cualquier implicado en el despilfarro gubernamental, que es un montón de gente”.

Hasta esta semana lo iba a codirigir con el empresario biotecnológico, Vivek Ramaswamy, que lo ha rechazado para presentarse a gobernador en Ohio. El poder de Musk en el departamento será total. Algunos expertos avanzan que el magnate también podría chocar próximamente con el vicepresidente, JD Vance. La mayor influencia del multimillonario sobre el presidente generaría una rivalidad en los pasillos de la Casa Blanca con el hasta ahora opacado

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