
Kendrick Lamar, de 37 años, uno de los artistas de hip-hop más venerados, saltó al Superdome de Nueva Orleans vestido con tejanos y una cazadora colegial. En el pecho llevaba estampada la palabra Gloria .
Su show en el descanso de la Super Bowl (final de la liga de fútbol americano) se debe calificar sin duda de glorioso.
No dicho en el sentido de que su actuación resultara magistral –para unos sí, para otros, como los trumpistas, fue denigrante por ser una demostración demasiado negra–, sino porque, por primera vez, un rapero fue el protagonista en solitario del mayor espectáculo del mundo, con más de 100 millones de espectadores. No se olvide que el hip-hop nació en el Bronx como un grito contra la opresión de los no blancos.
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Uno de los testigos privilegiados era Donald Trump, que, acompañado de su hija Ivanka, se convirtió en el primer presidente de Estados Unidos que asiste a una Super Bowl.
La moral de los supremacistas blancos recibió un duro golpe. “Saludos”, dijo el actor Samuel L, Jackson, maestro de ceremonias que iba ataviado de Tío Sam, personificación nacional de EE.UU. En una nueva apropiación cultural, el cuerpo de baile estaba formado por danzarines negros, que vestían de azul, blanco y rojo, alegoría de la bandera del país, otro cañonazo a los que creen que el país es solo de unos y que la enseña solo les representa a ellos.
Tal vez porque le disgustó el show, o porque no quería ver como los Eagles de Filadelfia destrozaban a sus favoritos, los Chiefs de Kansas City, el caso es que Trump se marchó antes de reanudarse el choque.
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A la ex primera dama, Jill Biden, se la vio más que feliz con la victoria de los de Filadelfia.
En las gradas hubo una gran colección de famosos, más allá de la habitual Taylor Swift (abucheada por los mismos que veneraron a Trump) como novia del jugador Travis Kelce. Ahí estaban, entre otros, Paul McCartney, Bradley Cooper, Lady Gaga, Kevin Costner, Jay-Z y Beyoncé o Messi.
Lamar, que invitó a cantar un tema a SZA, no desaprovechó para entonar su éxito Not like us , su vendetta contra el rapero Drake, su archienemigo. Serena Williams, exnovia de Drake, apareció entre los bailarines.