
Ni China, ni Rusia, ni India o Japón. La carrera espacial –¿destino a la Luna o Marte?– se ha convertido en Estados Unidos en una disputa interna, en un asunto de multimillonarios. Jeff Bezos contra Elon Musk.
El gran experimento de Bezos, propietario de Amazon, para que su empresa Blue Origin compita con SpaceX sufrió este lunes un traspié.
Justo cuando ya había empezado la cuenta atrás en Cabo Cañaveral (Florida) para el lanzamiento del mega cohete bautizado como New Glenn, de 98 metros, equivalente a un bloque de 30 pisos, el tiempo se tuvo que parar casi al final de su recorrido, sin que se fijara una nueva fecha para el nuevo intento a la espera de lo que se precise para solventar las deficiencias.
El reloj se tuvo que poner a cero, hasta fecha sin determinar, al hallarse un problema en el vehículo
Este propulsor se encontraba en la plataforma de lanzamiento de Blue Origin. Todo estaba a a punto para el despegue. Había sido cargado con propulsores de metano y oxígeno líquido.
En cuanto se hizo el stop en el reloj, de manera inmediata comenzaron a drenar todo el combustible del cohete para garantizar la seguridad del vehículo.
Suspendemos el intento de lanzamiento para solucionar un problema del subsistema del vehículo”
“Suspendemos el intento de lanzamiento para solucionar un problema del subsistema del vehículo que nos llevará más allá de nuestra ventana de lanzamiento”, explicó Ariane Cornell, vicepresidenta de sistemas espaciales de Blue Origin durante el streaming del intento de lanzamiento. Como también indicó, los equipos empezaron a examinar “alguna anomalía”.
El propio Bezos se hallaba en el control de mandos. Ya había advertido que, sin importar lo que sucediera, “vamos a levantarnos y seguir adelante”.
El cohete lleva varios retrasos, en parte por las malas condiciones en el Atlántico para recuperar el propulsor
La misión, que hubiese culminado una década de desarrollo multimillonario, incluía un intento de aterrizaje de la primera etapa del New Glenn, para ser reutilizada en el futuro, en la barcaza Jacklyn ubicada en el Atlántico. La previsión era que esto sucediera diez minutos después del despegue, mientras la segunda etapa del cohete continuaría hacia la órbita.
La empresa SpaceX de Musk ha dominado la reconquista del espacio en los últimos años y se jacta de haber realizado hasta este 13 de enero, cuando empieza una semana con mucha actividad, un total de 413 lanzamientos.

El New Glenn, en la plataforma de lanzamiento de Cabo Cañaveral
Este mismo lunes tenía previsto el despegue de un Falcon 9 con la carga de 21 satélites Starlink a una órbita terrestre baja. En el calendario mostraba, además, un próximo y nuevo lanzamiento de la Starship, con otro intento para cazar el súper propulsor en la torre de lanzamiento. En una de las ocasiones, tras las elecciones y confirmado Musk como mano derecha del próximo presidente de EE.UU., Trump asistió a uno de los despegues de la Starship. En esa ocasión hubo un error y el propulsor se perdió.
Bezos se mostró confiado en declaraciones a Reuters que Musk no buscará en esa amistad, y en su futuro cargo en el gobierno, un beneficio personal en la carrera espacial. “Elon ha sido muy claro al decir que está haciendo esto por el interés público y no por su ganancia”, sostuvo Bezos.
El magnate confía en que Musk no aproveche su amistad con Trump en beneficio personal
Pero sabe que un despegue inaugural sin problemas del New Glenn –así llamado en honor al astronauta John Glenn, el primero que orbitó la Tierra– puede ser crucial para allanar el camino y lograr un rápido impacto sobre la industria de lanzamiento global.
La trayectoria hasta ahora de este vehículo sufrió, sin embargo, numerosas demoras antes de que se tomara la decisión final de llevarlo a la rampa para su despegue. Y la misión inicial de ignición también se retrasó repetidamente hasta este lunes debido a las condiciones nada favorables en el océano para el aterrizaje del propulsor.
Enfocados en la sostenibilidad
Retrasos, dificultades técnicas y fallos no son raros en las misiones inaugurales de cohetes. El proyecto de Blue Origin ha destacado, además, por su énfasis en sostenibilidad.
“Como parte de una visión a largo plazo, realmente necesitamos proteger este planeta y el papel de las tecnologías espaciales”, remarcó Cornell. Esa es la razón principal, junto al ahorro, del uso de cohetes y motores reutilizables, insistió. Según Bezos, la cuestión más preocupante es el aterrizaje del propulsor, “la guinda del pastel”.
Dentro de la carga del New Glenn se encuentra el primer prototipo del vehículo Blue Ring de Blue Origin, nave espacial maniobrable que la compañía planea vender al Pentágono y a clientes comerciales para misiones de seguridad nacional y de servicio a satélites.