
A diario, Itooka consumía bananas y una bebida sabor yogurt conocida como Calpis, productos que, según ella, han sido clave para su longevidad y bienestar. Con más de 70 años, además, empezó a practicar alpinismo, una actividad demandante para el cuerpo en la que llegó a encontrar un enorme amor por la montaña. A sus 100 años, subió los desafiantes escalones de piedra del Santuario Ashiya sin la ayuda de un bastón.