Vaya lección que nos da Gisèle Pelicot. Violada durante años por su marido y decenas de hombres en Aviñón, ha revertido la culpabilidad social, haciendo de la transgresión un calvario para quienes la perpetraron. Lo ha logrado exhibiendo la vergüenza a la que la sometieron. La sentencia ha condenado a un esposo cuya malignidad es la razón de ser de la justicia. Pero además azota la sonrisa de quienes se regodearon en el delito y espolea una Administración francesa que esquiva el consentimiento como elemento vital de la relación sexual. Qué magníficos ejemplos los de España y Suecia, que asientan este concepto vital y lo proyectan al orbe de los países libres y civilizados. La sentencia sacude la rémora del machismo, estigma endémico aferrado en las sociedades que se autoproclaman avanzadas. Gisèle, usted ha contribuido a que la vergüenza vaya cambiando de bando.

Enrique López de Turíso. Vitoria

No olvidemos a los valencianos

Durante las primeras semanas de la catástrofe en Valencia, los ciudadanos de este país hemos sido muy cañeros, involucrándonos con la dana y la gente que había sufrido grandes perdidas tanto humanas como materiales. Pero más de un mes después parece que ya nos hemos olvidado de Valencia y de la situación de gran precariedad en la que sigue encontrándose su gente. Personas que lo han perdido todo: sus casas, sus trabajos, e incluso, en algunos casos, sus seres queridos, y que siguen necesitando que les ayudemos. Se acerca la Navidad, no nos olvidemos de ellos.

María del Olmo. Valdemoro (Madrid)

Sanidad desmantelada

Mi médica de cabecera me ha derivado a la especialista y me han dado cita para octubre de 2025. Debería ser delito desmantelar la sanidad pública. El funcionamiento eficaz de la sanidad pública debería blindarse. ¿Se acuerdan de cuando íbamos al ambulatorio sin pedir cita? Nos daban “la vez” allí mismo. ¿Por qué hay tantas médicas y médicos en paro? ¿Por qué cada vez tienen más éxito los seguros privados? ¿Por qué nos quedamos de brazos cruzados? ¿No hay coste político ni tan siquiera? Tenemos un Defensor del Pueblo a nivel nacional y otro a nivel autonómico, ¿será esto un motivo para que nos defiendan? Demos sentido a la democracia reclamando nuestro sistema de bienestar porque está desaparecido a una velocidad vertiginosa.

Lourdes Pastor. Córdoba

¿Quién es la clase obrera?

Cuando alguien hace referencia a la clase obrera, lo primero que pensamos es que no formamos parte de ella. Solemos imaginarnos a un hombre trabajando en una mina, a un obrero en una fábrica, lo cual me parece una concepción superficial y clasista. En la actualidad, la clase obrera está conformada por las personas precarizadas, las minorías racializadas, por todas esas personas que van a trabajar cada día en unas condiciones más que cuestionables. En realidad, somos de clase obrera la mayoría de ciudadanos de este país.

Ezequiel Trias. Barcelona