“¡Salgan de acá!”. La frase no fue lanzada por un político ni por un ciudadano indignado. Fue pronunciada por el cabecilla de una banda criminal peruana, en un video difundido por el programa Panorama, como advertencia directa a las organizaciones delictivas de origen venezolano que operan en Lima Metropolitana y Callao.

En un mensaje grabado, el líder de una de las pandillas del Callao lanzó una amenaza explícita contra los extranjeros que, según él, han desatado una guerra abierta en el mundo del hampa local: “Ya no te vamos a tolerar ni una. Aquí estamos los chalacos, una sola idea, compadre. Todos contra todos ustedes”.

Las declaraciones fueron emitidas en medio de una escalada de violencia sin precedentes entre bandas peruanas y venezolanas que se disputan el control del cobro de cupos, sicariato y extorsiones. El epicentro del conflicto está en las calles del Callao, pero los efectos ya alcanzan otros distritos de Lima Metropolitana, como San Miguel, Ventanilla y San Juan de Lurigancho.

Según el reportaje emitido por Panorama, la tensión alcanzó su punto más álgido tras el asesinato de dos transportistas chalacos, ejecutados el pasado 10 de abril en un lapso de dos horas. Uno de ellos, Luis Chinchay Zegarra, de 70 años, fue acribillado mientras conducía su combi. Más temprano ese mismo día, Daniel Guillermo Suárez, un joven de 25 años con aspiraciones de convertirse en futbolista profesional, fue asesinado a plena luz del día.

Ambos crímenes ocurrieron en el límite entre San Miguel y el Callao, y fueron registrados en video. Los registros circularon rápidamente en redes sociales y desataron una ola de indignación y llamados a la venganza por parte de las bandas chalacas, que se autodenominan “las reales familias del crimen” y agrupan a pandillas de los barrios Castilla, Salón, Barrio Cinco, Zona Sur y Los Barracones.

En el mismo reportaje, miembros encapuchados de estas bandas exhibieron armas de fuego —incluyendo una pistola semiautomática y un revólver calibre 38— mientras aseguraban estar “activados” para iniciar lo que llamaron una “limpieza” de extranjeros en su territorio. Uno de ellos afirmó: “Comenzamos con el Callao. Espero que las demás provincias comiencen a colaborar. Vamos a hacer limpieza en todo el Callao”.

El discurso se ha extendido como una consigna en los barrios más convulsos del puerto. En Carrillo Albornoz, uno de los jirones con mayor presencia policial, los vecinos reconocen que el temor a una guerra declarada es cada vez más tangible. “Cualquiera que esté ahí lo veamos haciendo delivery, así lo vamos a bajar también”, dijo un encapuchado durante la grabación.

Las amenazas no solo se limitan a los miembros de bandas extranjeras. El mensaje apunta a cualquier ciudadano extranjero, incluso aquellos sin vínculos delictivos. “Sabemos que también hay venezolanos que trabajan, pero lastimosamente justos por pecadores, y así va a ser”, sostuvo uno de los pandilleros entrevistados por el equipo de Panorama.

En medio del caos, los familiares de las víctimas enfrentan el dolor y la impotencia. La viuda de Daniel Suárez recordó que el joven planeaba casarse y formar una familia. “Me prometió que a fin de mes íbamos a estar con la bebé, pero eso solo se va a poder cumplir en la otra vida”, relató.

El Estado peruano se encuentra bajo presión para contener la violencia. Aunque el gobierno ha decretado estados de emergencia en distintas regiones, los propios vecinos del Callao aseguran que las medidas no han logrado frenar la criminalidad. “Todo está mal acá. Todo es extorsión, todo es asesinato. Nadie quiere trabajar. Todos quieren plata fácil”, expresó un residente.

Consultado por el programa, el ex teniente general de la Policía Nacional, Gastón Rodríguez, explicó que una de las alternativas que se analiza es la aplicación de tecnología de rastreo. “Con un botón de pánico, la víctima podría activar un sistema que permite la geolocalización del celular desde donde se emite la amenaza”, explicó.

En paralelo, algunas organizaciones culturales y colectivos barriales intentan ofrecer una salida distinta al conflicto. El colectivo Barrio Bendito, formado por jóvenes chalacos, busca promover mensajes de paz a través de la música urbana. Uno de sus integrantes declaró: “Con la música tratamos de dar un mensaje. Nosotros hacemos música con conciencia”.

A pesar de estos esfuerzos, la retórica de guerra continúa intensificándose. En varias zonas del Callao, se han reportado murales con mensajes de advertencia contra los grupos extranjeros. En redes sociales circulan videos en los que se repite una consigna: “Prohibido pasar al Callao. Cada delivery que pase por nuestra zona va a ser tumbado”.

El conflicto ha generado un clima de tensión permanente entre la población, donde ya se habla de evitar sentarse cerca de los conductores en las combis, por miedo a convertirse en víctimas colaterales de un ataque dirigido.

El temor ha calado en la vida cotidiana. En el Callao, muchos ciudadanos se sienten atrapados entre dos fuegos: las bandas que buscan “justicia por mano propia” y un Estado que, pese a las medidas de emergencia, aún no logra retomar el control de las calles.