
Josep Pedrerol abrió el programa de “El Chiringuito” con una pregunta que resuena con fuerza: “¿Habéis visto la segunda parte del Madrid?” Lo que se vivió en esos 45 minutos no fue simplemente una remontada ni una buena actuación. Fue un vendaval. Un golpe de autoridad. Una demostración de fuerza que, para muchos, anticipa algo más: fiesta en Canaletas este sábado.
El conjunto blanco, que parecía apagado en la primera mitad, regresó del vestuario con otra cara. Intensidad, presión alta, combinaciones rápidas y una eficacia letal frente al arco rival. En cuestión de minutos, el partido cambió por completo. El marcador, pero sobre todo las sensaciones.
“Jugando así, el sábado hay fiesta en Canaletas”, se escuchó en tono desafiante desde el plató del programa deportivo más seguido de la noche. Y no es para menos: lo mostrado por el Real Madrid es una advertencia directa al FC Barcelona y a todos los aspirantes al título. Hay equipo, hay pegada, y sobre todo, hay hambre.
La reacción del segundo tiempo fue tan contundente que incluso en los debates televisivos ya se habla de “programón asegurado”. Se encienden las cámaras, se calienta el plató y la noche promete emociones fuertes.
Más allá del resultado, el verdadero mensaje fue futbolístico. El Madrid no solo quiere ganar, quiere dejar huella. Quiere que se hable de ellos, que se sienta su presencia… y si siguen así, el sábado, Canaletas —emblema tradicional de celebraciones culés— podría convertirse en el escenario de una fiesta blanca.