El Barça ha vuelto a levantar la Copa del Rey, el título número 32 de la historia, ante el Real Madrid. No es un trofeo más en sus vitrinas. Esta Copa acabó de marcar la dinámica, ensalza la confianza de los futbolistas, les impulsa y cuando el título se celebra ante el eterno rival y marcando en el último suspiro de partido, el momento no tiene precio. Esta Copa debe entenderse no como una simple victoria, sino como el inicio de una nueva etapa que situará al Barça en el foco mundial.

La fiesta del sábado representa una reafirmación de este proyecto. Un equipo definido por su capacidad de trabajo y el espíritu competitivo de unos futbolistas que nunca se rinden y reciben el premio a la insistencia. Tienen hambre, son descarados y quieren marcar un ciclo triunfal que podría tener su comienzo en el Estadio de la Cartuja de Sevilla. Se trata de un proyecto que combina juventud, gente formada en la casa y futbolistas de más experiencia. A lo largo de la historia del club, cuando los equipos combinaban canteranos con jugadores hallados en el mercado internacional y de perfil diferencial, el éxito estaba prácticamente asegurado. De momento, este curso se han sumado dos títulos de dos posibles, ambos frente a un Real Madrid que con Kylian Mbappé no ha sido capaz de mostrar su supremacía. Es cierto que todavía deben decidirse dos competiciones más: LaLiga y la Champions League y para ganarlas hará falta la misma intensidad y concentración, pero para la gente del fútbol, es evidente que nos encontramos ante un equipo llamado a marcar una época. Solo hay que fijarse en la columna vertebral: joven, solvente y ambiciosa con los Cubarsí, Pedri, Gavi o Lamine. Con ellos liderando los terrenos de juego se pueden dar éxitos importantes.

Volviendo a lo sucedido el sábado, la final fue el reflejo de lo que significa el Barça: compromiso, valentía y una apuesta de fútbol ofensivo.

Sobre el espíritu del torneo, yo gané cuatro títulos como jugador del primer equipo y en uno de ellos, en la final del ‘78 ante Las Palmas, marqué un gran gol de falta, siempre muy recordado cuando llegan este tipo de partidos. Son momentos que quedan grabados en la memoria culé, como el gol de un extraordinario Koundé en la prórroga para sentenciar al equipo de Carlo Ancelotti, el golpe final. El francés, que entrena tres veces al día y es el más utilizado por Hansi Flick, mereció el premio del gol tras un trabajo extraordinario. Es, sin duda, el mejor lateral derecho del momento. 

Éxito de los equipos en Europa

Este año el nombre del FC Barcelona luce con orgullo en la máxima competición europea. La afición ya tiene ganas de ver a los hombres de Hansi Flick disputar las semifinales frente al Inter de Milán de Simone Inzaghi, siempre temible, pero que llega con dudas tras sus últimas derrotas en la liga y la Coppa. Cabe destacar, sin embargo, el papel que están teniendo las futbolistas de Pere Romeu. El Barça vuelve a convertirse en referente mundial con su equipo femenino ya clasificado para la quinta final de la Champions consecutiva. Un éxito rotundo. Las futbolistas marcaron el camino tras exhibirse en semifinales frente al Chelsea, el club que aspiraba a todo y cedió ante las culés.