Para entender el reciente repunte en el precio de Bitcoin, es necesario poner en contexto los acontecimientos de las últimas horas. La criptomoneda venía de una corrección importante desde sus máximos de 109.000 dólares hasta los 74.500. Sin embargo, actualmente se encuentra en el rango de los 93.000 a 94.000 dólares, lo que representa una recuperación significativa.

Esta reversión al alza está estrechamente vinculada a un cambio en el tono del gobierno de Estados Unidos, que ha emitido mensajes más conciliadores y de calma hacia los mercados. Uno de los factores clave ha sido la distensión en las tensiones comerciales con China, particularmente en lo referente a los aranceles. Esta relajación se ha reflejado rápidamente en activos refugio tradicionales como el oro, que llegó a cotizar en 3.500 dólares, aunque actualmente se sitúa en torno a los 3.300.

Bitcoin y los mercados de renta variable han reaccionado muy positivamente a este nuevo escenario. Un componente fundamental de este impulso son las compras institucionales, especialmente a través de fondos cotizados (ETF). Solo en esta semana, los ETF han adquirido más de 30.000 unidades de Bitcoin, una cifra impresionante que refleja el creciente interés institucional.

Además, continúa la estrategia de acumulación por parte de actores ya consolidados como MicroStrategy, y se suman nuevos participantes como SoftBank y Tether, que han anunciado su intención de invertir en Bitcoin. Este movimiento busca replicar el modelo de MicroStrategy, que actualmente posee más de 525.000 bitcoins, es decir, más del 2,5% del suministro total de 21 millones.

Un anuncio relevante por parte de la Reserva Federal también ha contribuido a este entorno positivo: la eliminación de los requisitos para que los bancos estadounidenses informen sobre sus movimientos con Bitcoin y otros criptoactivos. Este cambio regulatorio representa un paso más hacia la normalización del uso institucional de estas tecnologías.

Por si fuera poco, incluso el Banco Nacional Suizo ha comenzado a adquirir acciones de empresas fuertemente expuestas a Bitcoin, como MicroStrategy. Aunque no se trata de una compra directa de la criptomoneda, sí representa una forma indirecta de obtener exposición al activo. Todo esto indica que estamos ante un cambio profundo en la narrativa y en la estrategia de inversión a nivel global. La legitimación institucional, la evolución normativa y el reconocimiento de Bitcoin como activo descentralizado y no correlacionado con los mercados tradicionales lo posicionan como un componente esencial en las carteras diversificadas.

Aunque debemos ser prudentes debido a la naturaleza volátil del mercado cripto, esta recuperación parece tener fundamentos sólidos. Se observa, además, un desacoplamiento entre la cotización de Bitcoin y el índice Nasdaq. Mientras el Nasdaq se sitúa por debajo de su media móvil de 200 sesiones, Bitcoin no solo se mantiene por encima, sino que lo hace con fuerza. Esto indica que la percepción de Bitcoin como activo de riesgo está evolucionando hacia una visión más madura, probablemente por el cambio en el perfil de los compradores, cada vez más institucionales y estratégicos.

En este nuevo contexto, no sería descabellado proyectar un precio de entre 130.000 y 140.000 dólares para Bitcoin en el transcurso del año. En nuestra opinión, esta tendencia alcista apenas está comenzando.