Aunque hay esplendor en todos los rincones del Met, Ossai aportó algunas pinceladas propias: atrezo y decorados pintados que evocan una sensación ligeramente onírica y teatral –de baldosas de vinilo de los años setenta a escenarios selváticos dignos de un cuento de hadas–. Su puesta en escena replantea el museo no como un monumento, sino como un decorado, un espacio vivo en el que interpretar nuestro yo más cinematográfico.

Cuando invitados como Chappell Roan, Charli XCX y Angela Bassett entraron en la galería, se les preguntó si querían apartarse un momento de la fiesta para sentarse ante Ossai. La mayoría no necesitaron más para aceptar: ya conocían su trabajo y estaban deseando protagonizar un instante íntimo y ensoñador en medio de la grandeza de la noche.

Ossai fotografió a Rihanna – que reveló orgullosa la incipiente barriguita de su tercer embarazo– y al coanfitrión de la Met Gala A$AP Rocky delante de una versión pintada de la fachada Beaux-Arts del Met. Lewis Hamilton, otro de los coanfitriones, adoptó una pose heroica en medio de un bosque encantado. Zendaya, fotogénica como ella sola, se pavoneó con la cabeza ladeada y la mirada fija, junto a su estilista y asesor de imagen, Law Roach.

“Es importante que la gente cuente su propia historia”, dice Ossai. “Cuando no ocurre así, a menudo el relato queda incompleto o estereotipada”. En esta serie, nos brinda un recuerdo diferente de la Met Gala, más allá del espectáculo: uno impregnado de identidad, juego y mitología.

Este artículo se publicó originalmente en Vogue.com