
El FC Barcelona volvió a quedarse a las puertas de la final de la Champions League tras caer en un cruce de semifinales que ya forma parte de la historia del torneo. Pese a su buen hacer competitivo, el conjunto blaugrana no logró contener la ofensiva del Inter de Milán, que remontó la eliminatoria con un marcador global de 7-6, en la que ya es la semifinal más goleadora de la competición junto a aquel inolvidable Liverpool 7-6 Roma de la temporada 2017-18.
El partido de vuelta en San Siro fue un torbellino de emociones, goles y errores. El Barça, que llegaba con el empate de la ida en Montjuïc, se vio superado desde los primeros minutos por la intensidad del cuadro ‘nerazzurro’. Lautaro Martínez lideró el ataque con una actuación estelar, acompañado por un Thuram incisivo y un centro del campo que supo neutralizar el juego posicional culé.
Hansi Flick apostó por Gerard Martín en el lateral, pero las dudas defensivas y la fragilidad en los momentos clave condenaron al equipo. Pese a los destellos de Lamine Yamal y la insistencia de Raphinha, el Barça no logró controlar el ritmo de un partido que se convirtió en un ida y vuelta caótico, muy alejado del control que pretendía imponer el técnico germano.
Con 13 goles entre los dos partidos, esta eliminatoria entra en los libros de la Champions como la más prolífica en semifinales, igualando el récord del Liverpool-Roma de hace siete años. Sin embargo, para los culés, el dato es poco consuelo. Una vez más, el sueño europeo se desvanece antes de tiempo, dejando la sensación de que la reconstrucción sigue sin culminar del todo.
Mientras el Inter se prepara para una nueva final continental, el Barça deberá reflexionar sobre lo ocurrido, consciente de que para competir al más alto nivel europeo, no basta con talento: hace falta solidez, jerarquía y mentalidad. Elementos que, en esta ocasión, estuvieron del lado italiano.